martes, 11 de diciembre de 2018

ORIGEN DE LA FRASE "Llegó el Pacheco"

Esta es una frase muy venezolana que se dice cuando llega el frío a Caracas u otras ciudades de Venezuela. ¿Pero de dónde viene esa famosa frase?
Aquiles Nazoa "El Ruiseñor del Catuche"
Historia de Pacheco
Ésta es una de las tantas frases típicas de Caracas ¡Y Llegó Pacheco! desde el siglo XIX, esta expresión popular se utiliza en el Valle de Caracas para anunciar la llegada del frío decembrino.
Generalmente a finales de noviembre y principio de diciembre era cuando más se usaba, aunque realmente es a finales de enero y la primera semana de febrero cuando más hace frío en nuestra ciudad, por lo menos desde mediados del siglo XX.
Para dilucidar quién era ese personaje que había logrado relacionar su nombre con la entrada del frío decembrino, Leoncio Martínez, en su semanario humorístico Fantoches, se le ocurrió hacer una encuesta con el propósito de encontrar el origen de ese nombre.
El origen del nombre "Pacheco" viene dado por el floricultor galipanero Antonio Pacheco, que vivía en el Ávila en la época de la Caracas de los techos rojos. A partir del mes de noviembre, el señor Pacheco bajaba del Ávila huyendo del fuerte frío y su destino era la ciudad de Caracas.
Pacheco llegaba a Caracas por el Camino de los Españoles y entraba por la Puerta de Caracas en La Pastora, aquí vendía sus flores frente a la famosa Iglesia de esa zona y descansaba del viaje. Después de haber descansado, seguía su camino hacia el Mercado de las Flores de San José, en donde junto a otros galipaneros terminaba de vender sus flores.
Este recorrido lo realizaba tres veces a la semana, subía y bajaba con sus burros y sus flores entre el mes de noviembre hasta final de enero, y regresaba nuevamente en noviembre, es decir, que era una rutina anual…
Por eso, los caraqueños asociaban el frío al ver a Pacheco llegar a la ciudad y exclamaban; Allí viene Pacheco, Bajó Pacheco o Llegó Pacheco.
En la actualidad se dicen frases como; Ya se siente el Pacheco, Hace Pacheco, Llegó Pacheco o Este año está fuerte el Pacheco, para referirse a la llegada del frío y la navidad.
Leoncio Martínez seleccionó el relato que para él tenía más validez y credibilidad. Se comentaba de un veterano floricultor de Galipán llamado Antonio Pacheco, quien vivía en el cerro Ávila (hoy Waraira Repano), el escudo montañoso que separa el clima caraqueño con el que tiene la costa.
En la época de Caracas “de los techos rojos”, todos los diciembres, el señor Pacheco llegaba a la plaza de la Pastora de Caracas, con un arreo de burros cargados de hermosísimas flores, para embellecer la ciudad, acompañado siempre de una copla que lo anunciaba en el camino, y así alegrar el espíritu festivo del caraqueño.
Los caraqueños al ver a este hombre exclamaban «Allí viene Pacheco», «Bajó Pacheco» o «Llegó Pacheco», de esta forma sabían que las temperaturas estaban bajando en la montaña y que también bajarían a los pocos días en Caracas. La llegada del Pacheco era sinónimo de que se acercaba la Navidad.
Pacheco, representaba en ese entonces a la naturaleza, que forzaba con sus espontáneas floraciones a abandonar su refugio, para volcar en la ciudad aquel amoroso y colorido mensaje de flores galipaneras; fue y sigue siendo el representante de una tradición que aún perdura en nuestra ciudad.
Aquiles Nazoa encontró en la tradición de Pacheco y su bajada del Ávila una fuente para muchos de sus trabajos literarios, de los cuales el más divulgado es: “Qué hubo Pacheco”. Cuando en Caracas hace frío una gran mayoría decimos: “Hace Pacheco” o “llegó Pacheco”, según la época.

Aquí les regalo el poema de El Ruiseñor de Catuche, Aquiles Nazoa Titulado “¿Qué hubo Pacheco?” Publicado en el año 1950 por la editorial Ávila Gráfica, S.A.

¿QUÉ HUBO PACHECO?
Después de muchos meses esperando
que con tu soplo gélido
a refrescar vinieras la canícula
que este año enflaqueció a los caraqueños,
he aquí que ya estamos en noviembre,
un mes que era muy frío en otros tiempos,
y el calor continúa ocasionando pérdidas de peso,
porque a ti no te da tu perra gana de regresar,
oh pícaro Pacheco.
¿A qué debe atribuirse tu retardo,
tú que eras tan puntual y tan correcto?
¿Si antaño, cada vez que las campanas
doblaban por el Día de los Muertos,
ya tú estabas haciendo tus valijas,
limpiando tu bufanda y tu chaleco
para después bajar, lleno de flores,
con tu sonrisa de ancianito fresco
y tu pincel teñido de manzana
que en los rostros ponía un rosa tierno?
Todo el mundo exclamaba en ese entonces
con júbilo infantil: - ¡Llegó Pacheco!,
mientras tú por el Ávila llegabas
con tu bufanda vegetal al cuello,
y una flota pascual de golondrinas
volando de tu lírico sombrero!

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