El
Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio hagiográfico del
cristianismo: la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén
(Judea), ordenada por el rey Herodes I el Grande con el fin de deshacerse del
recién nacido Jesús de Nazaret.
La matanza de los
Inocentes.
La
Iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de
acuerdo con el Evangelio de Mateo, la matanza debió haber sucedido después de
la visita de los Magos al rey Herodes I el Grande (uno o dos días después del 6
de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Magos a Jesús no
tiene una fecha dada exactamente en las escrituras.
Es muy corriente la explicación de la Navidad y demás fechas alrededor de ella como fechas arbitrarias, pues no figuran en los evangelios. Según el evangelio (Lc 1, 5-25), Zacarias supo que Isabel iba a concebir a Juan el Bautista mientras cumplía con la obligación de quemar incienso en el Templo, que debía hacer cada grupo sacerdotal dos veces por año. Zacarías pertenecía al octavo grupo, el de Abías, lo cual nos da dos posibles fechas para la concepción de Juan el Bautista, una a mediados de mayo y otra a mediados de noviembre, ninguna de las cuales coincide con la tradición.
Evidencia histórica
y análisis bíblico.
Ninguno
de los historiadores de la época menciona el hecho. Entre ellos destaca Flavio
Josefo (37–101) por su dedicación a la figura de Herodes I el Grande. La
brutalidad del episodio está en armonía con el carácter de Herodes, tal como
Josefo lo describió en Antigüedades judías (15.3, 3 § 53-56). Josefo presentó a
Herodes como un ser patológicamente celoso de su poder: varios de sus
familiares fueron asesinados por orden suya, ya que sospechaba que trataban de
suplantarlo. No cabe duda de que Josefo quiso describir a Herodes con los
tintes más oscuros que le fue posible, y resulta difícil de explicar la
ausencia de la matanza de Belén en Josefo, excepto suponiendo que no tuviera
noticia alguna de ella.
Si
bien este relato se presenta nuevamente en uno de los evangelios apócrifos, el
Evangelio armenio de la infancia de autor desconocido, la fecha de composición
de esa obra es muy tardía, no anterior al siglo VI. La mayoría de las
biografías recientes de Herodes dudan de que el hecho tuviera lugar, pero la
simple declaración de que la masacre es un hecho legendario y no histórico
tiene también un soporte basado en la argumentación y no en la documentación
real. El historiador, arqueólogo y explorador Stewart Perowne señaló que la
matanza «es totalmente coherente con todo lo que sabemos de él (de Herodes)».
El historiador israelí Abraham Schalit también apoyó la historicidad de la
narración.
La
ausencia de fuentes alternativas a la Biblia puede deberse a que Belén era un
pueblo pequeño y el número de niños varones de menos de dos años podría no
haber pasado de 20.167 Biblistas y teólogos de distintas extracciones, como
Jack Finegan, Rudolf Schnackenburg, y Richard T. France apoyan la
historicidad del hecho o dicen que no hay nada que imposibilite que Herodes
ordenase eso.
En
cualquier caso, no hay documentación que respalde o niegue la historicidad del
hecho, salvo las argumentaciones que cada uno esgrima y que Herodes murió en el
4 a.c. Existe la posibilidad de que el relato no sea histórico, pero por otra
parte posee cierta verosimilitud, como ejemplo clásico del genocida abuso del poder.
Conmemoración,
bromas e inocentadas.
En
España e Hispanoamérica es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda
índole. Los medios de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de
tal modo que la información parezca real. Se trata de una libertad que se dan
los agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor,
oportunidad que solamente tienen una vez al año. Es tradición que los
periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de
que es día de los inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a
cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector
desprevenido. El día de los inocentes se vive en todo el mundo hispanohablante.
En Venezuela.
Una
de las numerosas festividades religiosas y folklóricas de Venezuela, es
conocida como Los Zaragozas, celebrada cada 28 de diciembre por los habitantes
del poblado de Sanare, Estado Lara.
Ya
con la llegada de los primeros colonizadores a Venezuela, como por ejemplo
Diego de Losada, quien fundó Caracas y falleció en Sanare, es posible que en
algún momento se haya introducido en la zona este tipo de tradición, que en
recuerdo a este aciago episodio Los Zaragoza, personas vestidas con trajes y
máscaras multicolores, salen a danzar todos los 28 de diciembre en Sanare.
Estos representan la locura de las madres que perdieron a sus hijos en aquel
momento.
Los
Zaragozas bailan al ritmo del Tamunangue, un baile típico de la región, todos
los años desde horas de la madrugada, cuando las personas que se disfrazan, a
fin de evitar ser identificados, se han vestido en casas diferentes a la cual
regularmente habitan y salen de diversos sitios a iniciar sus correrías por
algunas calles, para luego reunirse en casa de la capitana, esto es
aproximadamente 5 a 6 de la mañana.
La Celebración.
La
parte central de la fiesta de Los Zaragozas de Sanare, se inicia justamente a
primeras horas de la madrugada, cuando las personas que se disfrazan, salen de
diversos sitios a iniciar sus correrías por algunas calles, y luego se reúnen
en casa de la capitana, el cual es el rango jerárquico de mayor altura en el
proceso de la celebración. Se preparan para su inicio que lleva el nombre de
rompimiento, lo cual consiste en canto de la salve, tonos y algunas oraciones
frente al altar cubierto con una colcha floreada, adornado con flores y
plantas, donde ha sido colocado el cuadro de los Santos Inocentes. El altar, al
ritmo de música, cantos y oraciones se dirigen todos hacia la capilla de los
Zaragozas, donde a las siete u ocho de la mañana aproximadamente se celebra la
primera misa en la Iglesia San Isidro.
Terminada
la misa, a las nueve o diez de la mañana, la multitud se dirige por la calle
central de Sanare hacia la Iglesia Santa Ana en el Barrio Arriba, para cumplir
con el acto religioso de ese día. Finalizada la misa de Santa Ana, se pagan
unas promesas en el altozano, luego se dirigen al Anfiteatro para el Folklore y
la cultura, situado frente al templo parroquial donde tocan, cantan, danzan y
bailan, al mismo tiempo pagan promesas de los fieles devotos. Terminada esta
parte, piden permiso al Consejo Municipal, Alcaldía y Prefectura, terminada la
visita, se inicia el recorrido por las calles sanareñas, donde visitan hogares
de los devotos en un continuo tocar de instrumentos, cantar por parte de los
coros de músicos cantores, danzar y algarabía de esta tradición festiva. Esto
se realiza durante todo el día y en sus visitas a los hogares, pagan diversas
promesas que los devotos tienen ofrecidas a Los santos Inocentes, reciben
algunos brindis o atenciones de los creyentes, acorde a sus posibilidades.
La
fiesta de Los Santos Inocentes, Los Locos o Los Zaragozas, dura todo el día (6
a.m. hasta las 6 p.m.), habiendo recorrido todo el pueblo de Oeste a Este y de
Sur a Norte, vuelven a la casa de la Capitana donde se inició la celebración,
allí proceden a la culminación, que se le da el nombre del encierro. La imagen
de los Santos Inocentes es colocada en el altar, los músicos se sitúan frente a
él y los Zaragozas que aún conservan sus máscaras proceden a quitárselas.
Al
culminar esto sucede que el conjunto interpreta algunas composiciones bailables
y los Zaragozas que ya no portan máscaras, sacan las mujeres a bailar.
La
imagen o cuadro simbólico, representa la matanza o el degüello de los niños por
parte de los soldados del Rey Herodes, este cuadro es un óleo anónimo, que
algunos han querido atribuírselo como autor al poeta, artesano y fotógrafo
Mateo Segundo Viera, sin embargo, esto no ha llegado a confirmarse. Por
iniciativa de la capitana, a fin de proteger al antiguo cuadro de los santos
inocentes, se procedió a hacer la primera copia del original.
La
capitana es la persona que tiene la responsabilidad de custodiar el cuadro o
imagen de los santos inocentes, inscribe a las personas que se van a disfrazar
les cobra su contribución y prepara el café para los participantes en el
rompimiento o inicio de la fiesta.
El
capitán mayor es el que comanda el grupo de Los Zaragozas, dirige los músicos
cantores, encabeza los actos y está encargado de mantener el orden de los
disfrazados.
El
capitán menor tiene la responsabilidad de ayudar en la coordinación y demás
actividades que realiza el capitán mayor. Además, este personaje dirige la
recaudación de los fondos o dádivas necesarias entre los devotos, y en su cargo
está el portar la imagen de los Santos Inocentes o cuadro simbólico.
Los
músicos cantores forman el conjunto que imprimen el ritmo y amenizan toda la
festividad. Estos están organizados en coros de dos personas cada uno, ellos
ejecutan un instrumento y a la vez cantan estribillos o estrofas.
Los
Zaragozas son los disfrazados, los cuales en todo momento han sido centro de
atención de lugareños, visitantes y turistas, que acuden a Sanare para
presenciar está sana fiesta popular. Estos forman grupos de hombres que con sus
atuendos adornan las calles sanareñas, imprimen la alegría y convierten la
fiesta en una bulliciosa muchedumbre.
Vestimenta.
El
vestido, un chaparro de membrillo, un tubito de carrizo, una máscara, un ticket
que sirve para indicar la cancelación de la tasa correspondiente ante la
alcaldía para ser autorizado a usar el disfraz, una bandera amarilla y una
muestra literaria.
Fiestas Similares.
Esta
costumbre popular de recordar el día de los Santos Inocentes, se efectúa de
igual manera y bajo otros nombres como Fiestas de los Santos Inocentes o Fiesta
de los Locos o Locainas, en varias ciudades y pueblos del país, como en Los
Andes, Los Llanos y el Oriente.
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