En Venezuela celebramos el día de la Virgen de Coromoto, quien un 11 de septiembre se le apareció por segunda vez al indio Coromoto en 1652 y le entregó un pedazo de corteza de árbol con su imagen. Esta fecha fue tomada por la Iglesia Católica para la adoración de “Celeste y Principal Patrona de Venezuela”.
La devoción mariana del pueblo venezolano se manifiesta en muchas de las advocaciones de la madre de Jesús, entre ellas la de la Divina Pastora de los larenses; la de la Virgen del Valle de los margariteños y orientales en general; y la de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, cuyo día se celebra precisamente el 11 de septiembre, y que da lugar a una gigantesca concentración de feligreses en Guanare, ciudad considerada con sobrada razón como “Capital Espiritual de Venezuela”
Según la historia, los aborígenes que para el siglo XVII habitaban lo que es hoy el estado Portuguesa, no estaban muy a gusto con los españoles que a punta de espada buscaban someterles e inculcarles una religión que no conocían, por lo que prefirieron huir a las montañas y guardar buena distancia de la Villa del Valle del Espíritu Santo de San Juan de Guanaguanare, fundada por el portugués Juan Fernández de León el 3 de noviembre de 1591 y conocida con el paso de los años como Guanare.
Sin embargo, un hecho providencial que registran las crónicas católicas, la aparición de la Virgen María el 8 de septiembre de 1652 al indio Coromoto, cacique de la tribu de los Cospes, sirvió para apaciguar la conflictiva situación y facilitar la evangelización, una de las propuestas que servirían para abonar el camino a la conquista, no sólo de almas, sino también de tierras y riquezas, por parte de los llegados de más allá de los mares.
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