Finalmente
llegamos al cuarto domingo del rezo de la Corona de Adviento, el 23 de
diciembre de 2018.
Hoy
en la víspera de Navidad, una persona especial ocupa nuestra atención, una
mujer joven y hermosa llamada María, casi desconocida para la mayoría de los
judíos. Dios, sin embargo, la eligió para ser la madre de su Hijo, Jesucristo.
Lectura
del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38): “Concebirás en tu seno y
darás a luz un hijo”
“En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue
enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando a su
presencia, dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú
eres entre las mujeres.’ Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué
saludo era aquél.
El ángel le dijo: ‘No temas,
María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás
a luz un hijo y el pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.’ Y María dijo al ángel:
‘¿Cómo será eso, pues no conozco varón?’
El ángel le contestó: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se
llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu prima Isabel que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que que llamaban estéril, porque
para Dios nada hay imposible.’ María contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor,
hágase en mi según su tu palabra’. Y la dejó el ángel.”
Aquí estamos
esperando nuestro salvador Jesús.
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