viernes, 11 de enero de 2019

LOS 7 PECADOS CAPITALES VS LAS 7 VIRTUDES CAPITALES.

LOS 7 PECADOS CAPITALES
¿Qué son Pecados capitales?
Los siete pecados capitales corresponden a la clasificación de los vicios o deseos del hombre según las enseñanzas morales del cristianismo.
Los pecados capitales son los siguientes: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia.
El término “capital” no hace énfasis en la dimensión del pecado, por el contrario, señala que éstos llevan a cometer otros pecados y vicios hasta que el hombre logra satisfacer sus deseos.
Los pecados capitales no aparecen en la Biblia descritos y ordenados en una lista como tal, no obstante, sí se hace referencia a ellos a lo largo del texto.
En el siglo VI, el papa romano Gregorio Magno elaboró por primera vez la lista de los pecados capitales. Sin embargo, posteriormente santo Tomás de Aquino enumeró en siete a los pecados y los ordenó.
Por otra parte, a los pecados capitales se les contrapone una lista de siete virtudes que corresponden a los buenos actos que deberían tener las personas: castidad, templanza, generosidad, laboriosidad, paciencia, caridad y humildad.
Diversos artistas han sido inspirados por los siete pecados capitales para crear obras de importante transcendencia, entre los más famosos destacan Dante Alighieri con su obra poética "La divina comedia", y el cuadro de Jheronimus Bosch "El jardín de las delicias", entre muchos otros.
Lujuria
La lujuria son los pensamientos que se consideran impuros por su excesiva naturaleza o compulsión sexual. Es la búsqueda desordena de satisfacer el placer sexual, por ejemplo, con la infidelidad o viendo vídeos o revistas pornográficas.
Por el contrario, los actos sexuales fueron concebidos por Dios para unir a las parejas y procrear.
Gula
La gula es la glotonería, el consumo desmedido de alimentos y bebidas. Es el vicio por comer de manera irracional, de forma voraz o pagar altos precios por los alimentos y bebidas a consumir. Igual ocurre con las bebidas, cuando se bebe en exceso y la persona se embriaga y pierda la razón.
Avaricia
La avaricia o codicia es un pecado de exceso al igual que la lujuria y la gula, pero por el deseo de poseer bienes materiales y riquezas. Los avaros quieren tener grandes cantidades de objetos que sobrevaloran, incluso, sin importar los medios por los cuales puedan obtenerlos.
Pereza
La pereza es la incapacidad de hacerse cargo de nuestra propia existencia como ser y de las obligaciones espirituales de la fe que se practique. Es decir, a través de la pereza o acidia las personas olvidan del cuidado propio y del amor que se debe a Dios. Genera tristeza y desgano.
Ira
La ira es el sentimiento descontrolado y desmedido que genera la rabia o el enojo. La ira conlleva a negar una realidad, a la impaciencia, a ser discriminante, e incluso, a tomar justicia propia y no ajustarse a los reglamentos legales.
Envidia
La envidia o celos es el deseo de poseer lo que otras personas tienen, en algunos casos, por considerar que aquello les hace falta en sus vidas. Es un vicio que lleva a desear el mal ajeno y genera tristeza cuando se ve el bienestar de los demás.
Soberbia
Soberbia es la apreciación descontrolada de nuestro propio valor, atractivo e importancia ante los demás. Se le considera uno de los pecados más serios.
Las personas soberbias se caracterizan por considerarse superiores a quienes les rodean por sus acciones y conocimientos. El narcisismo o vanidad es una manera de ser soberbio.
LAS VIRTUDES CAPITALES
Y ahora conozcamos las virtudes que nos salvaran de estos pecados y como aplicarlas.
Castidad: la castidad contrarresta la lujuria, si la lujuria es tener deseos sexuales descontrolados la Castidad es el comportamiento voluntario a la moderación y adecuada regulación de actos sexuales. No es lo mismo que abstinencia sexual, sino en este caso saber con quién y cuándo van a hacer el amor; es saber que una calentura de 15 minutos puede terminar en un SIDA, o un embarazo no planeado.
Templanza: ayuda a afrontar la gula y es una virtud moral que regula la atracción por los placeres. Al practicar la templanza es que domine la voluntad sobre los instintos así manteniendo los deseos en los límites de la honestidad. Según la biblia una persona templada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar “para seguir la pasión de su corazón”. Si usted sabe lo que es la moderación o la sobriedad, entonces eso es lo que tiene que estar practicando.
Generosidad: es la manera en la que pueden confrontar la avaricia. La generosidad está en el ser humano desde que nace, es un hábito de dar y entender a los demás que muchos perdemos al crecer. Por lo general es comparado con la caridad y es una forma de altruismo, ya que tú ayudas sin esperar algo a cambio. Les puedo decir que la generosidad se regresa (como con todo en el mundo) y siempre regresa al triple. Recuerden que alguien en su momento les ayudo y alguien estará en aquel momento para poder ayudarles en caso de emergencia.
Diligencia: combate a la pereza, si la pereza es flojera y negligencia entonces lo que tienen que hacer es hacer algo bien. la diligencia es el esmero y el cuidado en ejecutar algo, es prontitud de hacer algo con gran agilidad tanto interior como exterior; como todas las demás virtudes, se tienen que trabajar con diligencia. Es demostrar entusiasmo en las acciones que se hacen con otras personas o cumplir las metas que uno se pone a tiempo.
Paciencia: ayuda a las personas contra la ira. La paciencia es la capacidad de sufrir y tolerar las adversidades con valor y sin quejarse, es la capacidad de esperar con tranquilidad una cosa que sabe que va a tardar. Es la capacidad para realizar una actividad o trabajo difícil, pesado o minucioso con perseverancia. No es ser pasivo y dejar que a uno lo maltraten, sino es la virtud en la cual sabes que todo va a mejorar sin necesitar de perder tu control; es tener serenidad.
Caridad: contra la envidia. Según la iglesia católica, “la caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por El mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios”. La caridad fue uno de los mandamientos que les dio a sus apóstoles y discípulos: ámense unos a otros como yo los he amado.
Humildad: afronta a la soberbia, la humildad se opone al orgullo sino también a la auto abyección en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según su voluntad. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior. El hombre humilde no está en competencia.
Espero que con esta información se puedan dar cuenta en lo que les hace falta trabajar; recuerden que todos vemos la paja en el ojo ajeno, pero nunca vemos la viga en el nuestro.


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