domingo, 13 de enero de 2019

EL CHISME Y EL RUMOR DE HOY

DEFINICIÓN DE CHISME
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El vocablo griego schísma derivó en el latín schisma, que llegó al castellano como chisme. Se llama chisme a un rumor, un cotilleo o una habladuría que suele difundirse de boca a boca, muchas veces con el objetivo de criticar a una persona.
Chisme
Puede decirse que un chisme implica hacer referencia a alguien sin que éste se encuentre presente. Lo habitual es que el comentario que se realiza sea negativo para la persona aludida, por lo cual se supone que, si entera de la circulación del chisme, se disgustará.
Los chismes pueden aludir a una noticia verdadera cuyo protagonista no quiere dar a conocer, o a una noticia falsa que se difunde con un fin dañino. Supongamos que una mujer soltera queda embarazada en una relación ocasional y no desea dar a conocer la noticia, al menos por el momento. Sin embargo, la secretaria de la ginecóloga que la atiende le comenta el chisme a un amigo, quien a su vez se lo cuenta a otras personas. Así la historia se difunde por todo el barrio.

Por lo general el chisme presenta información que no ha sido comprobada. Muchas veces parte de un suceso real que se exagera o se distorsiona. El protagonista, al no estar al tanto del chisme, no tiene la posibilidad de corregir o desmentir la versión.
Aunque los chismes nacieron como comentarios de grupos sociales acotados (una familia, un barrio, etc.), actualmente suelen alimentar los contenidos de la prensa amarilla (prensa sensacionalista) o rosa (prensa del corazón).
En estos contextos, el chisme es el material indispensable para sostener una industria que entretiene a millones y millones de personas todos los días a base de noticias falsas e irrelevantes, o bien de información que debería permanecer en los círculos privados de los que son arrancadas por la fuerza, acerca de la vida de los ricos y famosos.
Como pueden evidenciar los millones de dólares que este tipo de prensa consigue recaudar día a día, el chisme no es algo negativo para los periodistas sensacionalistas, sino que lo consideran una fuente de información absolutamente válida y necesaria para llevar adelante su negocio. Sin embargo, basta con usar una fracción de sensatez y compasión para entender que en muchos casos esto perjudica a los personajes mencionados en las supuestas noticias.
Cuando los chismes simplemente se centran en la suma de dinero que una persona gasta en sus tiendas favoritas por semana o en la cantidad de carros que tiene una determinada estrella de cine nadie puede sentirse muy ofendida, o al menos no se trata de datos que puedan perjudicar a los protagonistas a nivel legal; sin embargo, cuando nos adentramos en el terreno de los delitos, como ser el abuso de sustancias ilegales, todo cambia.
Los chismes pueden parecer divertidos para quienes los inventan y para aquellos que los esparcen; sin embargo, a veces atentan contra la reputación de los protagonistas al punto de poner en riesgo su continuidad en un puesto laboral o, peor aún, su libertad.
Todo esto nos lleva a preguntarnos por qué alguien siente la necesidad de inventar una noticia que involucra a otra persona, especialmente cuando las presenta de formas perjudiciales para su imagen. Por un lado, puede deberse al resentimiento por no haber alcanzado los propios sueños, que deriva en la envidia y la necesidad de destruir a quienes sí lo han hecho. Pero, aunque parezca difícil de creer, incluso los chismes más peligrosos pueden surgir de forma inocente, por aburrimiento.
¿Por qué amamos el chisme?
Todos sabemos que el chisme es malo. Hablar mal de alguien a sus espaldas o contar sus secretos a terceros es una actividad deplorable, pero increíblemente común. ¿Por qué si sabemos que no deberíamos continuamos esta desagradable práctica?
De acuerdo con un estudio publicado en netdoctor.co.uk, la psicóloga social Laurent Bégue asegura que cerca de 60% de las conversaciones que se llevan a cabo entre adultos son acerca de alguien que no está presente.
El chisme crea vínculos sociales porque el tener en común con alguien cosas que nos molestan une más que las cosas que nos gustan. Dos personas que no se conocen se sentirán más unidas si hablan mal de una tercera persona que si dicen cosas positivas de ella.
Tiene mucho sentido que el chisme genere cierta complicidad entre dos personas, porque es una actividad que sabemos que no deberíamos de hacer. El compartir con alguien una acción negativa da a entender que le tenemos confianza, e incluso puede hacer que la otra persona se sienta segura de contarnos sus secretos.
También cumple la función de darnos una mejor idea de un ambiente. Por ejemplo, el escuchar chismes cuando comienzas un nuevo trabajo te puede ayudar a discernir lo que se considera apropiado o no dentro de esa oficina. Por ejemplo, lo que en tu trabajo pasado se podía considerar como buena práctica (no hacer llamadas personales, por ejemplo) puede verse como algo negativo en un ambiente laboral distinto en el que las mujeres acostumbran llamar a casa varias veces al día.
Esto no quiere decir que el chisme sea una práctica positiva. En el fondo continúa siendo una acción deplorable que viene desde la infancia, cuando nuestros padres nos prohibieron expresar ira de forma física y recurrimos a la violencia verbal.
Ser desagradables con otras personas muchas veces funciona para hacernos sentir mejor acerca de nosotros mismos. El hablar mal de la falda corta de nuestra compañera nos hace sentir mejor acerca de la falda larga que usamos para ocultar el ancho de nuestras piernas, por ejemplo.
A fin de cuentas, el chisme es un recurso que utilizamos para sentirnos mejor o más cómodos. Una vez que nos sintamos seguros, ya sea con nosotros mismos o en el lugar en el que estamos, el chisme se puede volver menos recurrente.
Lo importante es no dañar a terceros con nuestras palabras. Piensa bien en cómo afectará la información que posees a la persona que atacarás y considera las ramificaciones de lo que dices. Un poco de chisme en la oficina no hace daño, sólo recuerda no hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
El Chismoso.
-Te lo digo porque lo sé de muy buena fuente
-Un compañero de oficina a otro
1. Chisme va, chisme viene
— “¿Te enteraste de que la secretaria del tercer piso de la oficina de… se acostó con el muchacho nuevo que entró hace un mes?”
— “Yo sé de buena fuente que los de abajo venden droga”
— “¿Viste que la de al lado, la de la segunda puerta, tiene novio nuevo?”
¿Te suenan conocidas estas frases? Seguro que sí. Se trata de los “chismes”, chismes destructores de vidas, chismes de pasillo, de trabajo, de vecindarios, de ejecutivos, de iglesias.
Hay chismes que han terminado con familias enteras, chismes que han producido peleas, batallas, rivalidades. ¿Cuántas personas conoces o conociste que tomaron al chisme como su actividad favorita? El chisme es el deporte oral más antiguo que se conoce: aún antes de la escritura, “de boca en boca” era hace muchísimos años la forma que se utilizaba para transmitir los mensajes.
“Si a las armas las carga el diablo, las municiones las esconde en la boca”, dice el libro de Proverbios. El chisme seduce, hipnotiza, fascina, atrae, encandila y también destruye.
Ahora bien, ¿quiénes son los que dan vida y autoridad o poder a las habladurías?
Los rumores están vivos porque la gente cree en ellos. Cada rumor tiene su mercado: hay personas a las que les encanta chismear sobre temas del trabajo, ya sea de sueldo, de horario o de uniformes; se trata de ese tipo de gente que sabe hasta las veces que te levantaste de la silla y el tiempo que tomaste para descansar un rato. El rumor es una información difundida sin verificación oficial, es decir, una explicación no confirmada de los acontecimientos. Cuando uno habla de aquello cuya fuente original no ha confirmado, se transforma, no en un comunicador, sino en un cómplice del chisme, en un chismoso. ¿Chismoso yo? Sí, escuchaste bien, chismoso tú.
Es tan chismoso el que lo vende como el que lo compra. El chisme nace de una voz que casi nunca se puede identificar. Pero esto no es lo importante, ya que el rumor es siempre una construcción grupal que surge en forma espontánea y sin planificación. Todos los que participan o comentan el rumor son sus constructores, puesto que cada uno aporta algo al mismo, como el teléfono descompuesto.
“Las palabras del chismoso son como bocados suaves que penetran hasta las entrañas.”
2. Dimes y diretes, chismes y rumores
Todos captamos lo que sucede en el mundo exterior por medio de nuestra percepción. En sí, es imposible decodificar un hecho que vimos o escuchamos en forma total y absolutamente objetiva. Nuestra percepción selecciona elementos y los interpreta. Pero claro, nuestra percepción no es infalible: por eso, muchas veces nos da una información falsa, distorsionada, y nosotros la tomamos como verdadera. En este sentido, los rumores pueden nacer de la mala interpretación de un mensaje.
“Resulta verdaderamente asombrosa la prontitud con que un chisme basta para distraer la atención de una conversación intelectual.”
“Un chisme es como una avispa; si no puedes matarla al primer golpe, mejor no te metas con ella.” George Bernard Shaw.
Buscar al responsable primario del rumor no tiene sentido, ya que lo importante es admitir que es uno mismo quien ha creído el rumor y se ha equivocado al comentarlo. Siempre nos proponemos buscar “al malvado que dijo eso” y así, magistralmente, perdemos de vista que nosotros también somos responsables (aunque evitemos admitir nuestra propia participación).
Aquellos que siguen hablando del chisme después de haberlo escuchado son tan responsables como su autor. Es uno mismo quien, al creerlo o al comentarlo a otro, lo difunde.
Hay tres leyes en todo rumor:
• La ley de Reducción: el rumor tiende a acortarse y a hacerse cada vez más conciso. Los detalles desaparecen y se reducen en su extensión.
• La ley de acentuación: es la que implica la percepción, retención y narración selectiva de un número de pormenores dentro de un contexto. Se enfatizan ciertos detalles y otros se dejan de lado. En todo rumor hay exageración.
• La ley de asimilación: las personas “ordenan” el rumor dándole buena forma”. Le agregan pequeños detalles que le dan más consistencia y veracidad al relato.
Veamos el siguiente ejemplo:
1. Del director general al gerente:
“El viernes próximo, alrededor de las 5:00 PM, aparecerá el Cometa Halley en esta zona. Se trata de un evento que ocurre cada 78 años; por favor, reúna a los trabajadores en el patio de la fábrica con cascos de seguridad, que allí les explicaré el fenómeno. Si estuviera lloviendo no podremos ver este raro espectáculo a ojo descubierto.
En tal caso, todos deben dirigirse al comedor donde se exhibirá un documental sobre el Cometa Halley.”
2. Del gerente al director de recursos humanos:
“Por orden del Director General, el viernes a las 5 de la tarde aparecerá sobre la fábrica, si llueve, el Cometa Halley. Reúna a todo el personal con cascos de seguridad y llévelos al comedor, donde tendrá lugar un raro fenómeno que sucede cada 78 años a ojo desnudo.”
3. Del director de recursos humanos al jefe de personal:
“A solicitud del Director General, el científico Halley, de 78 años de edad, aparecerá desnudo en el comedor de la fábrica el próximo viernes a las 5 de la tarde, usando casco de seguridad; pues será presentado un documental sobre el problema de la lluvia y el director hará la demostración en el patio de la fábrica.”
4. Del jefe de personal al jefe de turno:
“El viernes a las 5:00 pm. el director, por primera vez en 78 años, aparecerá en el comedor, para filmar el documental “Halley Desnudo”, junto al famoso científico y su equipo. Todos deben presentarse con cascos de seguridad, porque el documental tratará sobre la seguridad en condiciones de lluvia.”
5. Del jefe de turno al jefe de brigada:
“Todo el mundo, sin excepción, debe presentarse desnudo con los zapatos de seguridad de la fábrica, en el patio de la misma, este viernes a las 5:00 pm. El director vendrá acompañado de Halley, un artista muy famoso y de su grupo, que mostrará el documental “Bailando bajo la lluvia”. En caso de que llueva de verdad, hay que ir al comedor usando cascos de seguridad. Esto ocurre cada 78 años.”
6. Aviso en el mural:
“El viernes cumple 78 años el Director General, por lo cual se libera a todo el mundo para la fiesta que tendrá lugar en el comedor a las 5:00 pm, con el grupo Halley y sus Cometas. Todos deben ir en cueros y usando zapatos de seguridad porque lloverá y se va a formar una tremenda fiesta en el patio de la fábrica.”
Como vemos, el rumor comienza cuando alguien da crédito a una información y la considera lo bastante importante como para compartirla con otras personas. La fuente del rumor no es la oficial o la original; justamente, un rumor existe cuando circula información no ofrecida por las fuentes oficiales. Por eso es que se suele decir “te lo digo de buena fuente”, afirmando que es veraz todo lo que se está comunicando. O tal vez te digan, “¿sabes qué? Escuché que… “, por lo cual si tienes la impresión de estar escuchando un rumor ten en cuenta la forma en que suelen originarse.
Quien difunde un rumor suele decir que éste es “de buena fuente”. El que transmite el chisme jamás es neutral, siempre trata de convencer, si no, no haría ese comentario a quien no corresponde. También es posible que escuches el “se dice que” o “yo no lo creo, viste como son los chismes, pero parece que esta chica, la nueva que entró…”
Tipos de rumores
Hay diferentes tipos de rumores, para todos los gustos y para todos los oficios. Nadie queda libre de estar en la boca del chismoso. Hables o no hables, hagas algo o no, el chismoso siempre tendrá algo para cambiar, modificar o alterar en relación a la información, y si no lo tiene, es capaz de inventarlo. ¡Se trata de gente con gran poder de imaginación!
Clasificación del rumor:
• Rumores sigilosos: son los que toman cuerpo lentamente.
• Rumores impetuosos: son los que se extienden como pólvora.
Generalmente éstos son más frecuentes en las oficinas, en los equipos deportivos y entre parientes. La velocidad a la que van a sorprendente. La clave es transmitir información con rapidez, ya que, si no, con el tiempo, pierde su poder de seducción. Los chismes viejos no interesan tanto como los frescos.
• Rumores sumergibles: son los que aparecen y se extinguen periódicamente.
El chismoso trata de agradar al otro e intenta tener cómplices alternativos. Un día habla del que está a la derecha y se lo cuenta al de la izquierda y viceversa, así es como funciona. Todo el tiempo está buscando el placer de ser escuchado atentamente, tratando de encontrar prestigio y aliados, por eso es que comenta las noticias que le llegan.
Y como no tolera hablar de sí mismo, él conoce la vida de todos pero nadie sabe nada de su vida; lo que él busca es hablar de otros periódicamente. Los chismosos son personas que no toleran el silencio, por eso es importante para ellos hablar de algo (y qué mejor, piensa, que hablar de otros). El chisme es también una forma de liberar la agresividad reprimida.
Poniendo freno a lo que nos lastima
Todos los rumores, en algún momento, mueren, pero, mientras eso sucede, también pueden mortificarse muchas vidas. Aprendamos a ponerles límite y no permitamos que sigan haciendo estragos. Frente a ellos tomemos actitudes positivas que nos permitan desintoxicarnos y ser libres de los chismes y de sus comunicadores.
Esta fórmula universal te evitará muchos problemas...
Esto es lo que podemos hacer:
• No creer lo que nos dicen ni seguir comentándolo, a menos que sea la fuente original u oficial quien nos lo transmita.
• Buscar el error de la información; eliminar los elementos
burdos o sin sentido.
• Explicar por qué la gente cree en los rumores.
• Volver a la credibilidad de las fuentes oficiales. Frente a cualquier duda, consultar con ellas. Si deseamos acabar con el rumor hay que hablar con la autoridad o la fuente con quien está relacionado el chisme.
• Destruir el ocio: es sorprendente que existan lugares donde haya una concentración de chismosos. Las personas que se enfocan en sus objetivos y en su propósito no tienen tiempo de estar rumoreando.
• Tengamos en cuenta que hay ciertas noticias que es preferible comunicarlas por escrito.
• Advertir acerca de las consecuencias y las secuelas que dejan los chismes
• No ser defensores de “los otros” o “carteros”; si alguien nos comenta algo acerca de otro hermano, no debemos ir nosotros a decírselo, sino alentar a quien nos habla a que vaya él a decírselo a ese hermano.
• Ofrecer, constantemente, información lo más exacta posible.
• Dar rápidamente las noticias (antes de que circulen) y tratar de que lleguen a todo el mundo Y algo más: si ladran, hablan, rumorean, ¡es porque algo estás haciendo! De lo contrario, serías indiferente para la multitud. Tu identidad es una roca, ni un chisme ni un rumor podrán destruirla. “Por nuestros frutos seremos conocidos”.
Tú sigue cosechando, sembrando y no te detengas a escuchar lo que los otros tienen ganas de decir. Si te detienes a dar explicaciones o a tratar de entender los rumores, te vas a desenfocar.
Los rumores no te quitarán la felicidad ni el sueño. Sólo tú podrás darle vida si les prestas más atención de que la que se merecen. Tu felicidad y todo lo que te propongas no depende de lo que los demás tengan para decir, sino de lo que tú estás dispuesto a hacer con el rumor.
¡No te envenenes!, desintoxícate y sigue adelante.

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