Prólogo.
Antes de publicar esta nota me siento en el sagrado deber de comunicarle a todos los ciudadanos venezolanos (estén dentro o fuera del país) de cualquier edad y especialmente a La Juventud lo importante de conocer nuestra historia, ya que si no la aprendemos, estamos condenados por siempre a repetirla. Por otro lado nuestra historia democrática, "buena o mala, es nuestra" y debemos conocerla por vivencia, referencia o estudio y ser custodio de ella para que no nos la borre nadie... Me siento orgulloso de mi historia y soy hijo de la democracia desde su inicio en 1959. Pedro Chaparro.
El 12 de febrero de cada año se
celebra el Día de la Juventud en Venezuela, en conmemoración a la Batalla de La
Victoria, ganada en 1814 por José Félix Ribas con jóvenes del Seminario y de la
Universidad de Caracas. El 10 de febrero de 1947, la Asamblea Constituyente
Decreta celebrar el 12 de febrero el Día de la Juventud. El acto central se
realiza en la ciudad de La Victoria, en la plaza principal que lleva el nombre
del héroe José Félix Ribas y donde existe el grupo escultórico integrado por él
y varios jóvenes que reciben instrucciones sobre el manejo del fusil.
Este
monumento lo decretó el Presidente Andueza Palacio, pero se vino a erigir
durante el gobierno de Joaquín Crespo, inaugurándose el 13 de febrero de 1895.
El escultor fue Eloy Palacios. La historia registra como ese día un puñado de
universitarios y seminaristas, al mando de José Félix Ribas y Campo Elías se
cubrieron de gloria al derrotar en La Victoria a Boves y Morales el 12 de
febrero de 1814. Después de haber dejado bien protegida a Caracas mediante la
construcción de una «ciudadela» formada por 25 manzanas en tomo a la Plaza
Mayor, Ribas reúne un puñado de jóvenes inexpertos en el uso del fusil, armados
con el coraje que inspira la defensa de la patria y con ellos, los soldados que
no pasan de 1.500, marcha a La Victoria a enfrentarse a las tropas Realistas,
que tienen unos 2.500 hombres.
La
batalla comenzó antes de las 8 de la mañana y a las cinco de la tarde aún no se
había decidido por ningún bando. Finalmente, cuando ya empieza a oscurecer y
los patriotas están más comprometidos resistiendo los ataques de Morales,
aparece Vicente Campo Elías con un valioso refuerzo de 220 soldados, lo cual
fue suficiente para que, con el empuje de Mariano Montilla, Cedeño, los
hermanos Padrón, Campo Elías y el propio Ribas, se obtuviera el espléndido
triunfo de La Victoria.
Unos cien patriotas
murieron, entre ellos el Coronel Rivas Dávila. La de La Victoria fue una
batalla que, si se atiende a la enorme diferencia numérica, era imposible que
ganaran los patriotas; sin embargo, el coraje, el encendido patriotismo de
Ribas, «airado e imponente como el ángel terrible de Exequias», así como el
oportuno auxilio de Campo Elías, lograron el milagro, el triunfo de la juventud
que heroicamente se inmoló en esa batalla impide el intento realista de cortar
las comunicaciones entre Caracas y Valencia. Como estímulo a esos jóvenes, el
Libertador otorgó al hijo de José Félix Ribas, el título de Capitán vivo y
efectivo de Infantería de Línea, con el goce de sueldo de tal desde hoy, y con la
antigüedad del día en que empezare a hacer el servicio. Lo admirable es que el
Capitán Ribas Palacios apenas tenía tres años de edad. Ese mismo día, el
Libertador, que estaba en Valencia, en una emocionada proclama, titulaba a José
Félix Ribas “El Vencedor de los Tiranos en La Victoria.
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